Ruido

Demasiado tiempo

Demasiado tiempo sin escribir, demasiado ruido en mi cabeza, demasiadas idas y venidas, salidas y entradas en este mundo

A pesar del tiempo, siempre he recordado aquellos que por uno u otro motivo, me leen.
Me decía, "tienes que escribir, Daniel. Escribir te hace libre"
Más alla de la campaña publicitaria de una revista de runners que dice: "correr, nos hace libre" ala que yo añadiria: "libres, pero machacaos", aquello que verdaderamente me hace sentir libre, es escribir. Dejo lanzar mis pensamientos encima del teclado del portátil (por cierto, necesita un apaño por que esta bastante guarrillo) e intentándolo ordenar, procuro que salgan más o menos arregladillos para este espacio en el que todos vosotros estáis.

Pero, cuando llevas tiempo si hacerlo, es tal el tamaño de la información a procesar, ordenar y expresar, que la tarea se hace más y más complicada.
Debo escribir más.
Llevo ya dos manuscritos de libros fantásticos escritos y....quemados. La verdad, algo idiota soy
He decidio dedicar mis horas de asueto ha escribir y presentaros los textos rebozados de dosis de alegria y de tristeza, mi contradicción constante.

Han sido tiempos difíciles. de salir hacia adelante, en donde los acontecimientos sucedian a otros y yo asistia expectante, y por tanto, respetuoso como para explicarlos.

Solo cuando los mismo, han sido ya tamizados por el fruto consciente e inconsciente de mi psique, me permito hablar de ellos en mi calve, en aquella que debo expresar.

Bernardo Atxaga, escritor de prosa poética del pais vasco, tiene un libro que se llama un hombre solo. Más allá de la trama político social que siempre yace en el sabio de

Atxaga, el título del libro, a florecido en mi mente desde hace unos días.

Este libro lo lei alla por el año 1996-1997, no me acuerdo bien. Me lo regalo la madre de una guapa vitoriana que salia con ella en ese tiempo. A lo sumo, fue como el resultado final de mi busqueda. Solo el título, la buena de la madre, atendia a su subsconsciente de lo que quería explicarme.

Y sigo solo, solo es el resultado de todas mis relaciones y situaciones, y solo es el estado en que más me cuesta estar. Un estado en donde todos mis miedos fluyen por doquier en mis venas y aparecen esos demonios constantes que no cesan de martillearme. Pero es en la soledad, donde empiezo a sentirme; es en la soledad en donde puedo estar acompañado.

En cuatro semanas he visto derrumbarse mi equilibrio, pero la física de los mismos, no me hizo ver que no se derrumbaban, sino que se volvían a equilibrar. Ciertamente están aguantados como por filamentos de sedal, ese maravilloso hilo que nos une a todos en nosotros mismos y a nuestra madre tierra.

Ante las imágenes de niños en Gaza, lloraba. Ante la lectura del drama de la crisis, me apenaba profundamente. Ante el sonido de una canción, bramaba...no sabía bien bien que estaba pasando, pero mi hipersensibilidad, aquella que me hace ser extraordinario para unas cosas, me estaba jugando una mala pasada poniéndome una tras otras las cosas algo difíciles.

Estoy escribiendo acompañado del sonido de la música de mi vida. Aquellas canciones que entran en tu interior y te lanzan en ese mar de sensaciones difícilmente descriptibles. Y lloro, quizás demostrando al mundo que si, soy así. Un hombre que es capaz de emocionarse hasta el llanto. Y me gusta. Solo debo aprender a ques ello me haga crecer, no menguar



Gràcies Marfil per la teva recomanació